En esta obra, los diminutos han llegado al portal y se detienen frente a él en un estado de expectativa contenida.
Es un portal frontera, el primero de una secuencia de pasos que conducirá a otros destinos posibles.
Aún no se abre, pero su sola presencia concentra el deseo de cruzar y dejar atrás lo vivido.
La acumulación de diminutos revela la intensidad del momento: nadie avanza, pero nadie se retira.
Es el instante en que todo está decidido pero aún no ejecutado;
el futuro está ahí, a centímetros, esperando un gesto mínimo para activarse.
La esperanza no es aquí un consuelo, sino un umbral cargado de energía lista para volverse acción.
Portal esperanza captura la tensión previa al salto definitivo: el segundo justo antes de que una puerta se abra y modifique para siempre el rumbo.
No muestra el cruce, sino la respiración previa al cruce —el deseo detenido en el borde del cambio.

