Muchas mujeres que enviudaron durante la Guerra Civil, sin más lágrimas por llorar, presas del miedo y la miseria y sin más compañía que sus hijos y una vieja máquina de coser, empacaron en silencio los restos de sus vidas y emigraron a la ciudad.
En el lienzo, la caja de cartón que contiene una de esas máquinas, tras liberarse de sus ataduras, se desgarra, emitiendo secos quejidos que inundan la humilde buhardilla desde donde una mujer, sufriendo la asfixiante soledad urbana de posguerra, intentará, a golpe de puntada, remendar las heridas del pasado e hilvanar un futuro de esperanza.
(Santi Llamas)

