Desde la barra de la tasca de un pueblo venido a menos, vemos, arriba, con cierto caos, varias botellas transparentes vacías, así como un paquete de cigarrillos ‘Ideales’ y un porrón, de los que, en otros tiempos, daban buena cuenta nuestros abuelos.
En la balda inferior, comandadas por Tío Pepe y en perfecta formación, aparecen diversas y coloridas botellas de licor y brandy, la mayoría encanecidas con el polvo depositado por el paso del tiempo; en medio, una copa con brandy, posiblemente servida por equivocación por un despistado tabernero.
(Santi Llamas)

