Candados a la reja del pasado, a la espera de una nostalgia que los rescate, dormitan recuerdos de juventud.
Un día cualquiera de verano, en el pueblo, en casa de los abuelos, una camisa y unas zapatillas juveniles, manteniendo el aspecto desenfadado de la noche anterior, se orean en la ventana entreabierta de una habitación; mientras, sobre la repisa, unos naipes, una copa de vino inacabada y una colilla sin apurar son testimonio de una juerga nocturna de juventud pasada de hora y quizás de algún beso furtivo…
(Santi Llamas)

