En mi obra pictórica Desangrando el Amazonas: La Devastación Implacable del Siglo XXI, transporto al espectador a un escenario desolador, donde el río Amazonas, antaño rebosante de vida y vitalidad, yace hoy agonizante bajo el férreo puño de una sequía sin precedentes.
Este gigante de agua, esencia de la selva amazónica, se encuentra en su nivel más bajo de la historia registrada, dejando tras de sí un rastro de desesperación y desolación.
La sequía récord que azota al Amazonas amenaza la supervivencia de cientos de miles de personas y causa un daño irreparable a los ecosistemas selváticos.
La flora y fauna únicas de la región enfrentan un estrés extremo y la posibilidad de extinción, mientras luchan por adaptarse a un entorno cada vez más hostil.
Detrás de esta tragedia natural se oculta el espectro de la explotación y la destrucción.
La voracidad humana por tierras y minerales ha exacerbado la crisis, saqueando los recursos naturales del Amazonas sin medir las consecuencias.
La codicia y el afán de lucro han convertido al pulmón del mundo en un campo de batalla, donde la supervivencia del ecosistema pende de un hilo.
En este panorama desolador, mi obra invita a la reflexión sobre el precio de nuestra codicia y negligencia.
Nos insta a reconocer nuestra responsabilidad colectiva en la protección y preservación del Amazonas, antes de que sea demasiado tarde.
Es un llamado urgente a la acción, una voz que clama por el respeto y la salvaguarda de este tesoro natural, vital para el futuro de nuestro planeta.
